Haciendas “nuevas y menores”
Con el fraccionamiento de la hacienda de Valparaíso en 1861, se formaron más de 49 ranchos. Con ellos se conformaron nuevas haciendas entre ellas destacan la de Purísima de Carrillo que terminó siendo propiedad de Remigio Zamora y perduró en poder de sus descendientes hasta la década de los treinta el siglo XX. La propiedad se compuso de 19 mi l hectáreas.
Otra hacienda formada de la misma manera de la anterior fue Peña Blanca. Esta comenzó siendo de Juan José González, luego, éste se la vendió a Remigio Zamora, pero por un crédito que el último contrajo con un comerciante de Zacatecas de nombre Rafael Villalpando, por más de 42 mil pesos, al no poder pagarlos le fue recogida. La propiedad se compuso de los ranchos Potrerillo, San Martín, Salsipuedes, La Florida, entre otros. La superficie total fue de más 34 mil has. Perduró en manos de los Villalpando hasta la década de los treinta del siglo XX y, puede asegurarse que, fue la que más padeció afectaciones agrarias desde 1921 por estar cercana a la cabecera municipal de donde partía el centro de población que se convertía en la zona de fraccionamiento, como la que ya se ha dicho, de San Agustín del Vergel.
La hacienda de San Juan de la Tapia, desde un comienzo, y en forma de rancho quedo en manos de Juan José González. Con el tiempo, y junto con El Capulín, se convirtió en la hacienda de aquél nombre. La superficie que comprendió fue de más de 12 has. También fue una de las primeras haciendas afectadas por el reparto agrario desde los primeros años (1917-21). Después de Juan José pasó a manos de su hijo del mismo nombre quien fue casado con Rosa Bosque. Hacia el año la década de los noventa, al morir González se adjudicó a Bosques. Ella, al darse la promulgación de la Lay Agraria del Estado el 1º de diciembre de 1917, se comenzó tramitar las solicitudes de dotación. Ante eso procedió a realizar una supuesta donación de terreno a sus sobrinos Reinaldo, Juan Manuel y María Concepción López Bosque la cantidad de 2000 hectáreas; a sus hermanos José y Jesús Bosque una cantidad de igual superficie de 1700 hectáreas, reservándose para ella otras 2000 has, sumando la superficie total de la hacienda de 7400 hectáreas.
Después de una serie de alegatos y prórrogas que se establecieron para definir la situación de la hacienda resultó que no le valieron las donaciones por haberlas realizado después de promulgada la citada ley agraria.
La hacienda de El Astillero fue, al igual que las anteriores, formada por el desmembramiento de la antigua hacienda de Valparaíso. Se conformó con varios ranchos, entre los que destacan El Tejuján, La Palma, EL Álamo, El Resbalón, Cruces y la Presa, entre otros. La superficie que llegó a abarcar fue de 15731 hectáreas, pero con el paso del tiempo fue fraccionada para dar origen al rancho del Tejuján el cual comprendió la cantidad de 10500, mientras que la primera solamente 5231. Algunas fuentes señalan al Tejuján como hacienda y otras lo hacen considerándolo como rancho. En cambio, al primero siempre se le consideró como hacienda.
Cabe hacer mención que para la denominación de rancho o hacienda se recurría en muchas de las ocasiones a que para que ostentara el calificativo de hacienda tenía que disponer de una capilla, de un personal trabajador en calidad de peones y de una estructura administrativa que descendía desde el administrador, hasta los mayordomos y capataces, ente ello, no se sabe que en el Tejuján existiera como sí sucedía en el Astillero. Con base a ello, se sabe que desde 1904 cuando culminó la construcción de la capilla del Astillero fue cuando adquirió el título de “hacienda”.
Por otra parte, estaba la hacienda de Santa Ana. Corrió con la misma suerte que las demás al ser originaria del fraccionamiento dela de Valparaíso. Su primer propietario fue Juan José González, luego pasó a manos de un hijo de él llamado Trinidad, mejor conocido como “El Chato”. Hacia el año de 1872, era presidente municipal y por combatir a los bandidos que asolaban la región fue muerto por algunos de ellos. Al suceder eso pasó a manos de su hermana Felipa González que al casarse con Eleuterio Saracho ambos se convirtieron en dueños de ella. La cantidad de tierra que tenía hacia 1918 fue de más de 7 mil has. Esta hacienda, junto con la de Purísima de Carrillo y el Chacoaco, como de ésta se verá más adelante, se apropiaron de las tierras de una hacienda que estaba compartida entre los municipios de Monte Escobedo y Valparaíso, llamada Cieneguita. Dentro de esa hacienda se comprendían